Mi pareja y yo nos alojamos en uno de los bungalows con una vista espectacular al mar y al amanecer. Sin duda, recomendamos este lugar, rodeado de naturaleza pura; se pueden oír los aullidos de los monos al amanecer y, si tienes suerte, verlos.

El hotel está ubicado perfectamente cerca del Tayrona, pero lo suficientemente lejos para disfrutar de paz y tranquilidad. El personal es amable y súper acogedor. Visitamos durante la "temporada baja" y probablemente éramos 2 de los únicos invitados que tenían algunas noches. El hotel es hermoso. Los terrenos están en perfecta armonía con la naturaleza y muy bien mantenidos.

Es un sitio encantador, la naturaleza, el pasaje al mar, las atenciones, la comida. En especial las atenciones de los chef y los meseros Lados, Omar, Andrés y Brayan. Pero hay una maravillosa anfitriona Lila que se merece todo por ser tan especial.